domingo, 22 de diciembre de 2013

Dime cuál es tu vaso y te diré cuál es tu cerveza

Diego Molpeceres 


Cualidades prácticas frente a mera estética

Sea o no un experto conocedor del mundo de la cerveza, seguro que se ha preguntado alguna vez por qué cada tipo de cerveza se sirve en un vaso diferente. ¿Son puro marketing para aficionados o tienen una verdadera utilidad?

D.M. 

La respuesta acertada parecer ser una mezcla de las dos ideas anteriores. Está científicamente demostrado que la forma del vaso en el que tomamos la cerveza permite poner en relieve los aromas característicos de cada producto. La forma y composición del cristal están directamente relacionadas con la formación de la espuma, que actúa como capa protectora. Sin embargo, es cierto que cada marca también crea su propio recipiente como seña de identidad, para diferenciarse del resto. Pero la tipología de vasos es tan amplia como la variedad de tipos de cervezas.

¿Qué vasos elegir para cada tipo de cerveza?

Las copas en forma de tulipán son recipientes con pie y un cuerpo más bien esbelto. El estrechamiento de su cuello permite que el producto tarde más en calentarse y favorece la formación de una gruesa capa de espuma y la concentración de sabores. Se utilizan sobre todo para degustar cervezas rubias.

Las copas de tipo cáliz son igualmente vasos con una base fuerte y una boca muy ancha. Se utilizan normalmente para servir cervezas de abadía, trapenses y ales belgas. Los aromas surgen de la superficie y el líquido es capaz de oxigenarse fácilmente. Gracias a su peculiar forma permiten apreciar todos los aromas de este tipo de cerveza e invitan a beber de una forma más pausada, pero sin calentar el contenido. 

D.M.
Las cervezas de trigo, sin embargo, requieren un vaso más alargado. La base suele ser más estrecha que la parte de arriba y permiten que se forme una gran capa de espuma densa. Pero hay que tener cuidado, pues al estar en contacto con la mano, el contenido se calienta antes. Además, existen otros tipos de vasos más peculiares, como el geométrico Tumbler, que puso de moda Hoegaarden.

No podemos olvidar las copas de tipo balón o la mítica probeta de Kwak, que se apoya sobre un soporte de madera, antiguamente utilizada en los coches de caballos. Las contundentes jarras alemanas, tan populares en los festivales de cerveza, son también otro de los recipientes más llamativos. El vaso de pinta, tan extendido en las islas británicas es otro de los esenciales en esta tipología. Y para apreciar mejor las cervezas más cristalinas se emplea el vaso tipo Pilsen.

En definitiva, para saborear lo mejor posible una cerveza, es fundamental contar con el vaso que mejor se adapte al tipo de cerveza que consumimos, asegurándonos así de no perder ninguno de los matices del producto.

¿Cómo preparar los vasos antes de servir la cerveza?

No hay que olvidar que antes de servir la cerveza, es importante mojar el interior del vaso con agua fría para evitar que las burbujas se queden pegadas a la pared del vaso. De esta manera lograremos que se forme adecuadamente la capa de espuma.

La técnica para servir la cerveza puede parecer simple; tan sólo hay que inclinar el vaso para que la cerveza se deslice regularmente por la pared de cristal y enderezarlo cuando esté a media altura. Los últimos centilitros deben ser servidos de una manera más viva para que se forme la espuma. 


Diego Molpeceres Cuny - Madrid

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