domingo, 3 de noviembre de 2013

Notre Dame de Saint-Remy, una abadía que resiste a pesar de las desgracias

Diego Molpeceres

BÉLGICA


La abadía de Nôtre Dame de Saint-Remy se encuentra situada a las afueras de la localidad belga de Rochefort. Su lema en latín es  “Curvata, Resurgo”, que significa ‘Cae, me levantaré de nuevo’. En 1230 se fundó el convento y a finales del siglo XVI comenzó la fabricación de cerveza en la abadía, la cual continúa siendo hoy una de las más tradicionales y reservadas de todas las que producen cerveza. La mezcla secreta de especias y un carácter oscuro y untuoso caracterizan a las tres cervezas que producen los monjes.

A principios del siglo XIII, un grupo de monjes y monjas de la orden del Císter poblaron los campos de Rochefort. En 1229 comenzó a construirse una abadía en la que vivieron hasta que, dos siglos más tarde, las monjas se mudaron a otro lugar, mientras que los hombres se quedaron en Rochefort. Allí se fundó la actual abadía. 

Su vida transcurrió tranquila hasta que en el 1650 las tropas del ducado de Lorena se llevaron todo. Tres años más tarde sufrieron un devastador incendio. Pero diez años después, en 1663, los monjes decidieron volver para reconstruir su hogar. En 1671 se volvió a levantar la iglesia y la vida del monasterio comenzó a resurgir.

En 1794 la mala suerte se vuelvió a ensañar con la abadía de Rochefort y el ejército de Moselle la invadió, pero sin llegar a destruirla. Tan solo se requisó todo lo que tenía valor, como los muebles, los libros y las vidrieras. Ante tal situación, un particular compró el monasterio para construir otros edificios con las piedras resultantes de su demolición.

En 1887 el abad Anselmus Judong recompró la abadía y se la cedió a los monjes de Achel, al norte de Bélgica. Unos meses más tarde, ya había monjes completamente dedicados a la reconstrucción del monasterio. Se construyó entonces la sala para fabricar cerveza, pero no lograron producir suficiente para la venta hasta 1952.

Recientemente, en 2010, un nuevo incendio destruyó parte de la abadía, pero ninguno de los quince monjes que la habitan en la actualidad resultó herido. Quizás fuera un golpe de suerte entre tanta desgracia. La cerveza que producen estos monjes se vende solamente para financiar el mantenimiento del monasterio y para obras benéficas puntuales, pero  no tiene fines lucrativos.





 
TRAPPISTES ROCHEFORT 10


Cerveza trapense con 11,3% de volumen de alcohol. Tiene una alta fermentación y presenta una segunda fermentación en botella. La Rochefort 10 tiene un color marrón oscuro y una densa espuma amarillenta que dura en la copa. Esta cerveza presenta una gran complejidad de matices. Algunos expertos señalan que su sabor recuerda a las castañas, al chocolate amargo e incluso al vino de oporto. El mejor maridaje para esta potente cerveza son los platos de caza y las carnes con salsas intensas. Acompaña además a la perfección a los chocolates belgas más oscuros. 

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