BRUSELAS
Diego Molpeceres
Un tremendo delirio. Podríamos decir que eso sienten muchos aficionados a la buena cerveza cuando pisan por primera vez el mítico local de la capital europea. Tras agotadoras jornadas turísticas contemplando escaparates por donde brota el chocolate, el amante de la cerveza siente que el esfuerzo ha merecido la pena.
Un local que bate records
Entramos en el paraíso de los cerveceros; un bar con
más de 2500 tipos de cervezas diferentes en su interior. El local impresiona,
pero a la vez es acogedor. Cuenta con tres plantas y diferentes salas donde
tomar las pintas. Nada más entrar divisamos una fila de grifos que hace las
delicias del más novato. Pero si descendemos al piso inferior, nos encontramos
un ambiente diferente con el techo y las paredes plagadas de bandejas antiguas.
Y en el piso superior se sitúa otra barra más pequeña, solo con cervezas en
botella.
Tras nuestra excursión, con la primera pinta en la mano, podremos encontrar una mesa donde sentarnos. El siguiente paso consiste en alucinar con el libro donde vienen todas las cervezas de
las que disponen en su almacén. Esta amplia oferta se debe a que ofrecen
cervezas de multitud de países del mundo. Así que, una vez llegado el momento,
deberemos decidir a qué punto del planeta deseamos trasladarnos con nuestro
próximo trago. ¿Subimos al elefante rosa?
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